El plomo es uno de los metales más antiguos. Comenzó a utilizarse hace 6000 años. Su símbolo químico, Pb, proviene del vocablo latino «plumbum». Los centros de producción de la antigüedad se encontraban en Asia Menor y España, donde el recién creado Imperio empleaba unos 40.000 esclavos para su extracción y posterior transformación, para así conseguir una pureza excelente. De hecho, las muestras analizadas de esa época demuestran una pureza del 99,95 %.
El plomo tiene varios usos: acumuladores y revestimiento de cables de fusibles de válvulas en el sector de la electrónica; transporte y almacenamiento de sustancias corrosivas y revestimiento de piezas metálicas en el sector químico; protección frente a los rayos X en medicina; diversos usos en el sector de munición; base para numerosos compuestos químicos en el sector farmacéutico; en pinturas y otros.