El descubrimiento del níquel se remonta al siglo XVIII, aunque los países del Este ya conocían sus aleaciones varios siglos antes de Cristo. El níquel se aisló en 1751, pero no empezó a emplearse hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando empezaron a obtenerse importantes cantidades de este metal puro. Actualmente es uno de los metales más utilizados en la industria moderna.
En su estado más puro, se utiliza para el revestimiento de níquel en el sector químico (donde también se usa en sales y catalizadores), pero su uso principal es como componente de aleación en aceros, fundiciones y otras aleaciones. Es la base de una gran variedad de aleaciones, como:
– Níquel-hierro
– Níquel-cobre
– Níquel-cromo
– Níquel-molibdeno
A su vez, estas dan lugar a otras aleaciones (aleaciones especiales), como: Monel (68 % Ni, 28 % Cu, 4 % de otras, como Fe y Mn); Monel 500, con aluminio y titanio, que tiene características de alto rendimiento y se utiliza en la fabricación de equipos para el sector químico; Inconel (80 % Ni, 14 % Cr, 6 % Fe), Niminic, Udimet, Hastelloy, Corronel 220, etc., diseñadas para soportar altas temperaturas, por lo que se utilizan en fundiciones.